Thursday, October 2, 2025

Un llamado a las armas: Trump, Hegseth y la militarización de la Supresión de la Civilización de los Estados Unidos

Un llamado a las armas: Trump, Hegseth y la militarización de la Supresión de la Civilización de los Estados Unidos

En una reunión que será recordada como un precedente preocupante, el presidente Donald Trump y su secretario de defensa, Pete Hegsethabordaron a los oficiales militares estadounidenses de más parada rango para no discutir las amenazas geopolíticas tradicionales, sino para difundir un manifiesto ideológico.

Lo que se suponía que era un foro sobre seguridad doméstico se transformó en un círculo para la conflagración cultural, con un mensaje cargado de autoritarismo y dirigido a dar forma al Fuerzas armadas en una política utensilio en circunstancia de una defensa para la nación.

Más que un discurso, lo que Trump y Hegseth presentaron fue una información explícita de intención: convertir a los militares en un actor interno para el control social, encuadrado con los títulos conservadores más extremos y dispuesto a desavenir a sus propias personas como si fueran los enemigos.

Delante esta novelística e inevitables preguntas sobre el futuro tolerante de los Estados Unidos y la lozanía de sus instituciones.

Este artículo profundiza en cómo esta narración, cargada de ideología y desinformación, refleja una deriva peligrosa que amenaza los principios democráticos del país.

La construcción del enemigo interno

El núcleo del mensaje de Trump giraba en torno a la idea de una “invasión interna”, en la que el país ciudades principalesgobernados por demócratas, fueron etiquetados como territorios hostiles. San Francisco, Chicago y Nueva York fueron descritos como epicentros de crimen y decadencia honesto.

Esta retórica, respaldada por figuras falsas manipuladas o absolutas, pasa por parada un hecho central: las estadísticas muestran que el crimen en muchas de estas ciudades ha disminuido en los últimos abriles.

Sin confiscación, más allá de los datos, la intención del discurso es clara: legalizar la idea de que hay un enemigo urbano, compuesto por ciudadanos estadounidenses, contra quienes sería aceptable desplegar el ejército y la Centinela Doméstico.

Trump incluso sugirió que estas ciudades podrían estar de moda como “jardines de entrenamiento” militares, una idea que no solo viola la Ley de Comitatus Posse (que prohíbe explícitamente el uso de las fuerzas armadas para las operaciones de control interno), sino que incluso abre la puerta a un futuro donde la población civil se convierte en un objetivo marcial.

Bajo esta narración, la frontera entre ciudadanos y adversarios es peligrosamente borrosa, hipotecando las libertades civiles básicas y erosionando los fundamentos de la democracia estadounidense.

La cruzada contra la riqueza y la inclusión

Uno de los principales objetivos del discurso de Trump y Hegseth fueron las políticas de riqueza, equidad e inclusión (DEI), que atacaron como “despertaron ideología” y culpó al supuesto debilidad de las fuerzas armadas.

Hegseth declaró que “los estándares deben ser uniformes, neutrales al mercaderías y auténtico”, en un intento por eliminar décadas de progreso en la integración y la representatividad adentro de la institución marcial.

La inclusión de mujeres, minorías raciales y personas LGBTQ+ ha sido decisiva no solo para la cohesión de las tropas sino incluso para sustentar el atractivo del servicio voluntario en un país donde el reemplazo es cada vez más enrevesado.

Eliminar estas políticas no fortalecería a los militares, sino que debilitaría su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, profundizar la división interna e imponer una dietario ideológica reaccionaria.

La propuesta, presentada como un regreso a la disciplina, es en verdad una regresión con destino a un maniquí exclusivo y homogéneo que es menos representativo de la sociedad que el ejército afirma proteger.

El regreso al mito “militar”

El discurso de Pete Hegseth insistió en exaltar el “maniquí militar”. Sus críticas a los “generales gordos” y su obsesión con los estándares físicos de “rendimiento masculino mayor” revelan una política discriminatoria disfrazada de exigencia marcial.

Aunque trató de justificarlo alegando que los estándares serían “neutrales en el mercaderías”, la consecuencia de esa visión es clara: excluir sistemáticamente a las mujeres y a cualquier persona cuyo cuerpo no se ajuste a un ideal masculino hegemónico.

No sorprende que la prohibición de las personas transgénero que sirvan en el ejército, una medida ya impulsada por Trump en el pasado, reaparecida en este contexto como parte de una maquinaria más conspicuo que revalea una masculinidad rígida, patriarcal y monopolio.

Este culto al “militar” retrasa décadas de progreso en la construcción de un ejército más diverso y flexible, fomentando un elitismo marcial que asocia el poder, la fuerza y ​​la legalidad exclusivamente con la virilidad y la obediencia ciega.

El Pentágono bajo presión: silencio y politización

La reacción del parada comando marcial, traumatizado por un silencio tenso, fue significativa. La desaparición de aplausos para Trump, poco inusual en sus discursos, reveló la incomodidad y la inquietud de una institución que, aunque históricamente disciplinada, ha tratado de sustentar cierta distancia del partidismo.

Sin confiscación, esta resistor silenciosa no es suficiente frente a la creciente presión política que Trump está tratando de imponer al Pentágono.

Sus recientes despidos y el anuncio de renombrar El Sección de Defensa como “Sección de Supresión” no son cambios simbólicos menores, sino un intento de reconfigurar la identidad misma de la institución marcial.

Al exigir la franqueza personal al líder, en circunstancia de la franqueza a la constitución, Trump debilita uno de los principios fundamentales del sistema tolerante estadounidense: la subordinación del poder marcial a un situación institucional no partidista.

Si las fuerzas armadas se convierten en un valedor político para Trump, el contorno que protege la democracia se desmorona.

Implicaciones democráticas y riesgos futuros

El discurso de Trump y Hegseth es mucho más que una organización electoral. Es un plan para reorganizar la fuerza marcial bajo parámetros ideológicos, raciales y de mercaderías, con consecuencias que trascienden la esfera marcial.

Al legalizar la militarización del espacio doméstico, criminalizar la riqueza y homogeneizar la masculinidad monopolio, se abre un círculo donde la represión se presenta como disciplina y discriminación como eficiencia.

Los riesgos son múltiples: deterioro de los derechos civiles, el debilidad institucional, el aumento de la polarización y, sobre todo, la posibilidad de que los militares terminen siendo instrumentalizados como una fuerza de choque en nombre de una dietario política personal.

En este contexto, lo que está en recreo no es solo el futuro de las fuerzas armadas, sino el futuro de la democracia estadounidense.

Una advertencia sobre el futuro tolerante de los Estados Unidos

El mensaje de Trump y su Secretario de Defensa no es un evento accidental, sino parte de una organización autoritaria diseñada para moldear a las instituciones a su propia imagen y dependencia.

Debajo de la retórica del orden y la disciplina, lo que en realidad se propone es una militarización de la política, la criminalización de la riqueza y el uso de la fuerza contra los propios ciudadanos.

Su esquema es peligroso no solo por lo que dice, sino por lo que impone en silencio: obediencia ciega al líder y una redefinición del patriotismo como una conflagración perpetua contra el “enemigo interno”. Delante esta amenaza, el silencio institucional puede convertirse en complicidad.

La democracia estadounidense enfrenta un dilema crítico: o reafirma sus pilares del pluralismo, los derechos civiles y el control civil sobre las fuerzas armadas, o corre el aventura de aceptar una deriva autoritaria donde el ejército deja de ser la defensa de la nación y se convierte en la espada de Trump.

Autor: Silvana Solano

Fuente: Telesur

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Jimit Patel
Jimit Patelhttps://butterword.com
📰 Periodista Independiente | 🌎 Entusiasta de las noticias latinoamericanas | Jimit Patel, un periodista consumado, entrega artículos de noticias confiables en español. Su escritura genera conversaciones, resuena con matices latinoamericanos y cubre eventos mundiales, estilo de vida, negocios, política, entretenimiento, viajes, deportes y tecnología.

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