Ser un ex presidente es un trabajo poco saludable. En Argentina, los ex jefes de estado generalmente hacen muy poco para cambiar eso. En superficie de retornar a casa para escribir sus memorias y invadir fundamentos para dar forma e influir en su embajador para los libros de historia, a menudo buscan un papel continuo en la política cotidiana, negándose a ceder el liderazgo a la próxima vivientes. Mientras que en otros países, al igual que Estados Unidos, un ex presidente puede parecerse a un búcaro precioso que nadie sabe dónde poner, en Argentina, el búcaro se convierte obstinadamente en el toro en la tienda de China.
La constitución puede ser culpada en parte por eso. Mientras que en los EE. UU., Los candidatos son prohibidos por el cargo electo luego de dos términos presidenciales, en Argentina siempre pueden regresar mientras estén vivos. Eso no ayuda a la sucesión. Sus ambiciones siquiera.
El apretado voto del Senado esta semana en el ‘Ficha limpia‘(“Registro libre”) Bill, que salvó al ex presidente Cristina Fernández de Kirchner de una prohibición electoral sobre sus condenas de corrupción (confirmada en la segunda instancia pero no por la Corte Suprema) es solo el postrero ejemplo de cómo Argentina no puede dejar a sus líderes anteriores detrás de él.
El sumario de la corte mostró que la filial de Argentina del dúo presidencial de Kirchner estaba plagada de corrupción, especialmente en la dirección de proyectos de obras públicas. Fernández de Kirchner fue claro culpable de orquestar un esquema para desviar efectivo conocido a empresarios amigables. Fue sentenciada a seis primaveras de prisión y una prohibición de por vida desde el cargo conocido.
Un tribunal de apelaciones ha confirmado el veredicto y la sentencia. La Corte Suprema debe arriesgarse si revisará el caso. Si no es así, una osadía que solo recibirá el derrame cerebral de tres bolígrafos, Kirchner debe ir inmediatamente a la gayola (no, correcto a su época, de 72 primaveras, haciéndola elegible para el arresto domiciliario. Recientemente, el mediador de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti dijo en una entrevista que el Tribunal más stop de la nación debe conducir antaño de las elecciones de medio de octubre, las obvias que sean las que se recurren a un reacio de Fernaz de Fernaz.
Para los titulares, además es fundamental tener predecesores activos, especialmente porque la mayoría de ellos han caído en el banda desacertado del conocido. A fines de la término de 1980, Raúl Alfonsín dejó el cargo temprano en medio de la hiperinflación. A fines de la término de 1990, Carlos Menem terminó sus términos en medio de acusaciones de corrupción que lo enviarían al arresto domiciliario un año luego. Su plan financiero de Frankenstein, la clavija de convertibilidad, explotó dos primaveras luego. Su sucesor Fernando de la Rúa renunció a Midway, no antaño de ordenar un estado de asedio y matar a más de 30 personas. A principios de la término de 2000, Nérstor Kirchner solo cumplió un término y elegió a su esposa para que lo sucediera para escapar del status de duck cojo. En 2019, Mauricio Macri perdió su propuesta de reelección luego de duplicar la inflación que había prometido matar. En 2023, el impopular Alberto Fernández salió del cargo sin siquiera probar un segundo mandato.
En términos comparativos, Fernández de Kirchner parece ser el presidente argentino desde 1983 que terminó en la mejor forma. Aún así, al presidente Javier Milei le encantaría tenerla como líder de la competición para cuando llegue su propuesta de reelección en 2027. Su techo de calificación de aprobación es muy bajo, y parece que le resulta inalcanzable cobrar una segunda ronda.
Fernández de Kirchner ya no es la figura que una vez fue: tanto su poder como su apoyo conocido se han deslizado constantemente a lo grande de los primaveras. Durante la presidencia de Macri, la política de Argentina estuvo dominada por dos coaliciones y el ex presidente fue el líder indiscutible de la competición. Tanto es así que designó a Alberto Fernández para dirigir un boleto presidencial peronista unificado a través de una publicación de redes sociales y nadie se atrevió a cuestionar la llamamiento, aunque, con el tiempo, resultó ser muy malo.
Macri no ha hecho mucho mejor políticamente. El partido profesional que fundó hace más de dos décadas está al borde de la agonía ahora que Milei se ha convertido en el líder indiscutible de la derecha central de Argentina, atrayendo a la mayoría de los votos del ex presidente en el proceso. 66 primaveras, Macri está en las cuerdas, obligado a contender contra las elecciones de un vecindario en Buenos Aires City como si fuera una final de la Copa Mundial, sabiendo que la supervivencia está en esparcimiento.
El ex presidente, que perdió formalmente a Patricia Bullrich, la ex presidente de su partido, delante La Licencia Avanza de Milei, se quejó esta semana que el contemporáneo cabecilla de estado no le está dando a él y a su partido su parte competición, cubo el apoyo que su familia ha entregado a Milei en el Congreso durante su primer año en el cargo. “Doy más de lo que obtengo, esa es la historia de mi vida”, se lamentó Macri.
Al igual que Milei hoy, Fernández de Kirchner y Macri una vez creyeron que su poder era ilimitado y su futuro brillante. La forma en que se comprometieron con sus adversarios solo regresaron más tarde para perseguirlos. En comparación con sus predecesores, Milei está siendo mucho más agresivo con cualquiera que se oponga a él, pero hay muy pocas razones para creer que tendrá un final diferente.