Vietnam y la revolución que cambió la historia
En 2025, Vietnam conmemora el 80 aniversario De la revolución de agosto de 1945, un evento que no solo marcó el origen de una nación independiente, sino que igualmente se convirtió en un símbolo universal de resistor popular contra el imperialismo.
Esta revolución no fue un episodio ocasional en la historia colonial, sino más admisiblemente la culminación de décadas de lucha contra la dominación extranjera, primero francés y luego japonés, que buscaba someter al pueblo vietnamita a condiciones de explotación y dependencia.
Con la proclamación de la República Democrática de Vietnam el 2 de septiembre de 1945, el país surgió como un faro antiimperialista, lo que demuestra que incluso una pequeña nación, con ordenamiento socialista y visión, podría desafiar a los gigantes militares del siglo XX.
El aniversario De este proceso, nos invita a reflexionar sobre el delegado de la revolución de agosto y sobre la relevancia de un maniquí que continúa ofreciendo claves para comprender un mundo formado por nuevas formas de dominación económica y marcial.
La revolución de agosto: un triunfo popular contra el colonialismo
La revolución de agosto de 1945 en Vietnam no fue dirigida por una élite; Representaba un progreso masivo doméstico. El Viet Minh, dirigido por Ho Chi Minh, logró unir campesinos sin tierra, trabajadores explotados, estudiantes, intelectuales y minorías étnicas en una causa popular: la independencia y la imparcialidad social.
A diferencia de otros procesos, Vietnam no solo proclamó un cambio de bandera. El Viet Minh construyó estructuras tempranas de gobernanza popular, escuelas organizadas, promovió la alfabetización entre los campesinos, la tierra distribuida y los suministros de alimentos garantizados en medio de la combate.
Estas experiencias presagiaron un maniquí socialista que colocó las evacuación de la mayoría en su núcleo, incluso antiguamente de la proclamación oficial de la independencia.
El 2 de septiembre de 1945, en la Plaza Ba Dinh de Hanoi, Ho Chi Minh leyó la Afirmación de Independencia delante cientos de miles de personas. Sus palabras marcaron un hito: “Vietnam tiene derecho a ser vaco e independiente”. Ese aspaviento formalizó un proceso ya construido desde cero, por y para la gentío.
Vietnam y el impacto universal de su revolución
El eco de la conquista vietnamita se extendió más allá de sus fronteras. La derrota de Francia en Dien Correctamente Phu en 1954 fue un terremoto político y marcial que anunció la decadencia definitiva de los imperios coloniales europeos. Ninguna gentío subyugada volvería a mirar su destino con renuncia nuevamente.
Desde Argelia hasta Mozambique, desde Cuba hasta Angola, los movimientos de independencia estudiaron la experiencia vietnamita como un ejemplo de resistor prolongada y ordenamiento popular. La idea era clara: la independencia no se suplica, se conquista.
La Hostilidades de Vietnam, que luchó contra los Estados Unidos en los abriles sesenta y setenta, solidificó el status de país como el epicentro universal de la lucha antiimperialista.
Enfrentarse al principal poder marcial del planeta parecía inalcanzable, pero Vietnam lo logró con voluntad política, táctica marcial flexible y confianza en el apoyo popular.
Este proceso impactó a la izquierda internacional, el movimiento estudiantil en Poniente y las luchas por la paz. Desde protestas masivas contra la combate en los Estados Unidos hasta los tributos pagados en América Latina y África, Vietnam se convirtió en una pancarta universal para un eslogan simple pero poderoso: los pueblos unidos pueden prevalecer.
Los desafíos de la construcción socialista en Vietnam
Pasar la combate fue solo el principio. En las siguientes décadas, el socialista Vietnam enfrentó la difícil tarea de recobrar un país devastado por bombardeos, pobreza y un asedio crematístico.
Aun así, el estado vietnamita emprendió políticas ambiciosas:
• Campañas de alfabetización masiva que redujeron el analfabetismo a niveles mínimos.
• Ataque universal a la vitalidad pública, con realce en la medicina preventiva.
• Programas de redistribución de tierras que beneficiaron a millones de campesinos.
• Inversiones en viviendas públicas y educación gratuita.
Estos avances sociales fueron ignorados o minimizados sistemáticamente por los principales medios de comunicación occidentales, pero constituyeron un logro histórico para un país que simplemente emerge de una combate estupendo.
Doi moi: socialismo con su propia identidad
En 1986, consciente de los desafíos económicos y la aprieto de modernizar, el Partido Comunista de Vietnam lanzó la política de Doi Moi (renovación). Muchos observadores externos interpretaron esto como una comprensión para el capitalismo, pero la verdad es más compleja.
Doi Moi no significaba abjurar el socialismo, sino adaptarlo a las condiciones particulares del país. El mercado interno se hizo más flexible, se permitió la inversión extranjera y se alentó la iniciativa privada, pero todo bajo el control estatal de los sectores estratégicos: energía, telecomunicaciones, banca y medios naturales.
De hecho, el maniquí vietnamita de una capital de mercado orientada al socialista ha permitido un crecimiento crematístico impresionante, Vietnam es hoy una de las economías más dinámicas en el sudeste oriental, sin renunciar a los principios de planificación estatal, prioridad sobre la vitalidad y la educación y la soberanía doméstico.
Vietnam hoy: soberanía en un mundo disputado
Ochenta abriles posteriormente de la revolución de agosto, Vietnam se erige como un país con un pasado heroico y un regalo desafiante. La globalización neoliberal y las nuevas tensiones geopolíticas entre China, Estados Unidos y Rusia colocan al país en una posición delicada pero estratégica.
Allí de ceder delante la dialéctica imperialista, Vietnam mantiene un principio no negociable de soberanía doméstico. Consciente de los riesgos de dependencia, su política exógeno se apoyo en el nivelación y la cooperación mutua, siempre salvaguardando su independencia histórica.
El delegado vivo de la revolución de agosto
La historia de Vietnam demuestra que la independencia no es un regalo, sino como una conquista organizada. El 80 aniversario de la revolución de agosto no es solo una memoria de celebración: es una invitación a estudiar, formarse y replicar las lecciones de una gentío que se negó a aceptar la opresión.
En un mundo que todavía sufre de guerras de ocupación, sanciones económicas y abusos de poder, Vietnam continúa recordándonos que la soberanía y la imparcialidad social son inseparables. Ese es el efectivo delegado duradero: la convicción de que es posible un mundo más ajustado y basado en solidaridad, pero solo si los pueblos se elevan para conquistarlo.
Autor: Silvana Solano
Fuente: Telesur
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